No podemos quedarnos viendo cómo la industria de alimentos desaparece

A diez años del nacimiento de la Red de Alimentos Cooperativos, su referente histórico cedió una entrevista a ANSOL, en la que profundiza sobre la problemática alimentaria argentina.

  • 29 octubre, 2025

(ANSOL).- Ignacio Vila es asociado fundador y uno de los promotores de la Red Nacional de Alimentos Cooperativos, que cumple 10 años desde su fundación. En diálogo con ANSOL, Vila profundiza sobre las distintas problemáticas que enfrenta el sector alimenticio argentino y propone: «Necesitamos el desarrollo de productores de alimentos argentinos y argentinas, que se dediquen a producir la tierra con valor agregado y de calidad«.

¿Qué tenés ganas de contar sobre el inicio de la experiencia de Alimentos Cooperativos?

-Fue una montaña rusa y, de golpe, pasaron 10 años de un proceso muy lindo, con muchos matices, muchos colores y también con un montón de dificultades, pero que por ahí tratamos de olvidarnos algunas y recordar momentos más lindos.

Concretamente, ¿como fueron las primeras acciones?

-Un lunes llegó de Mendoza, de la cooperativa COOPEFAES, un palet con tomates triturados, orégano y aceite de oliva. Esa fue la primera acción concreta como red. Alquilábamos una especie de baulera en Bartolomé Mitre y Bulnes, en CABA, junto a la Federación de Cooperativas y Organizaciones de Productores de Alimentos (FOPAL) y la cooperativa Cauqueva.

Habíamos encontrado el lugarcito que era lo que podíamos sostener y pagar sin meternos en lío. El entusiasmo pudo ir haciendo que sorteáramos esos primeros tiempos, de mucho aprendizaje, y se cumplieron justo el domingo pasado los 10 años.

¿Qué momentos marcarías, de esos 10 años?

-En general, el acierto que tuvo la Red de Alimentos fue la capacidad de ir haciendo acuerdos, sumando organizaciones, encontrándonos con otros y poniendo un poco la potencia de cada uno para sumar. Los pequeños saltos que hemos ido dando en escala fue cuando hemos hecho alianzas entre diferentes organizaciones.

Después, rápidamente, se fue sumando la Federación de Cooperativas Apícolas (FECOAPI), que en ese momento tenía una estructura en el Mercado Central, con productos de alimentos de diferentes lugares del país. Rápidamente, fuimos sumando comercialmente esas dos estructuras.

Después, hicimos una alianza con Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), en un momento, donde abrimos un espacio como el de Villa Devoto; más adelante, hicimos algo parecido con la cooperativa de comunicación Huaviti, que permitió que la red y las cooperativas tengan un local en el centro de CABA.

Los Encuentros Nacionales que hemos hecho, tanto el que hicimos en Buenos Aires, como el de Mendoza y el de Jujuy. Más los encuentros regionales en La Rioja, en Chubut, Tierra el Fuego y Salta.

¿Qué destacás de esos encuentros?

-Son los momentos donde fuimos capaces de juntarnos, de encontrarnos y de dar potencia a las cosas para que anden mejor. Sin dudas, hay muchos momentos de encuentro con otros y otras que nos fueron marcando. Tuvimos también algunas otras juntadas más amplias como la red de redes, junto con otras organizaciones que no eran parte de Alimentos Cooperativos, siempre planteando de qué manera integrarnos, sectorialmente, a partir de que cada uno mantenga su identidad.

La posibilidad de haber participado en la Feria del Productor al Consumidor (de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires) siempre para nosotros fue una gran vidriera porque pasan miles de personas por ahí. La articulación con el municipio de San Martín, la posibilidad de poder empezar a ser proveedores de un Estado que es un gran consumidor de alimentos. Poder aprender a gestionar todos esos procesos de participar de licitaciones.

¿Qué cosas marcarías como distintivas de la Red de Alimentos Cooperativos?

-Los momentos de encuentro, no solamente de organizaciones, sino de idiosincrasia, de regiones, de pensamientos, de prácticas, y me parece que eso es lo más rico de la Red. Esa posibilidad de convivir en la diversidad y tratar de hacerlo con la mayor armonía posible.

En esta montaña rusa que es nuestro país, al momento de llevar adelante una práctica económica, te deja marca por todos lados. Son desafíos de todos estos años como una especie de escuela, donde hemos tenido que aprender a hacer de todo y eso nos ha enriquecido profundamente.

En términos conceptuales, ¿qué creés que aportaron desde Alimentos Cooperativos en estos 10 años?

Aportamos la idea de que es necesaria la integración de la cadena de valor en el sector.  Entendimos que había que tratar de armar cadenas de valor cooperativas, desde la semilla hasta el consumo. Tratar de cooperativizar esa cadena y hacerlo en acuerdo sin disputarnos entre los propios integrantes de la cadena, sino entendiendo que cada uno tiene un rol y ser respetuoso de eso.

A partir de ahí, tratar de construir una oferta y, con eso dos, cuestiones centrales: tener claro que el actor político importante de esa cadena es el que produce alimentos y que el hecho económico importante a desarrollar es la comercialización.

Entendemos que es importantísimo darle cada día más importancia económicamente a la comercialización, pero eso sin dejar de perder de vista que lo que necesita nuestro país, con mucha urgencia y profundidad, es el desarrollo de productores de alimentos argentinos y argentinas que se dediquen a producir la tierra con valor agregado y de calidad, para que la gente tenga derecho y acceso al alimento de verdad, no como los que ofrece cada día la industria alimenticia.

¿Cooperativizar la cadena de producción y diferenciarse de la industria, entonces?

-Tenemos un rol importante, que es el construir mercados, góndolas y lugares donde los productores sepan que pueden contar para vender sus productos. Y por eso se siguen abriendo espacios comerciales en más provincias. Es un camino a profundizar porque todavía nos cuesta multiplicar eso, nos cuesta abrir espacios y que sean económicamente sustentables.

¿Es un desafió?

-Sí, es un desafío de los tiempos. Tenemos que seguir generando personas que tengan mirada técnica, mirada integral del sistema alimentario, entender que hay que construir una especie de sistema alimentario paralelo y que la problemática del alimento no pasa solo porque está concentrado en el supermercado o en la industria.

Es todo eso al mismo tiempo; es una problemática general de toda la cadena y tenemos que ir incluso incorporando cada vez más actores a esta cadena como la comunicación, que es una parte importante de la cadena de valor alimentaria y que muchas veces está como escondida o supeditada a alguien que sepa de comunicación y no entendida políticamente como parte del proceso.

¿Materialmente, qué deja la red o qué está haciendo la red? 

-Es una pregunta que está en permanente modificación. La Red tiene más de 100 operativas participando en todo el proceso; más de 1.200 productos girando por diferentes partes del país; cientos de miles de consumidores en diferentes partes de argentina; más de 20 almacenes, participaciones en muchísimas ferias, plantas de alimentos, hectáreas produciendo hortalizas, frutas verduras.

La Red tiene mucho potencial en general y tenemos una debilidad estadística: no hemos construido todo el registro de todas las cosas que suceden. En cada lugar, es un desafío hacia adelante poder medirnos. La verdad que todos le vamos poniendo el esfuerzo y el corazón para que exista y se desarrolle la Red y por ahí algunos registros nos van quedando afuera.

¿A qué sí le encontraron la vuelta?

-Es una gran pregunta y no estoy seguro de tener la respuesta. Creo que entendimos también que necesitamos espacios diferenciales. Necesitamos ser bien nítidos en lo que somos, en lo que ofrecemos a la comunidad y eso se va logrando.

La gente sabe que entra a nuestros espacios y sabe qué encuentra, qué se puede llevar y, en todo caso, el desafío que tenemos es cómo construimos escala y qué herramientas tenemos para que esos espacios sean cada vez más accesibles en sus precios.

¿En un momento tan complicado económico, político y social, en el cual se abren las importaciones y entran alimentos de otros países a muy bajo precios, cómo hace la Red?

-Lo que nos quedan claro en esta en esta etapa es que la cuestión del trabajo, la cuestión de la producción nacional y la cuestión de la alimentación van a estar en crisis, por lo cual lo único que hace esta etapa es profundizar la idea de que es cada vez más necesario. Nos queda claro que si hace 10 años habíamos llegado a la conclusión de que era importante construir estos espacios para el cooperativismo alimentario argentino, para la agricultura familiar, hoy estamos convencidos que es más importante incluso que antes.

No sé bien cómo vamos a hacer porque seguramente vamos a tener muchas dificultades, pero lo vamos a tener que hacer porque ya es una obligación militante que tenemos de buscarle la vuelta. No podemos quedarnos con los brazos cruzados viendo que la industria nacional de alimentos desaparece, o que los productores de alimentos tengan que dejar sus lugares para irse a vivir y trabajar a cualquier lugar, con pocas condiciones para la vida.

¿Encontrarle de nuevo la vuelta?

-No nos vamos a preguntar mucho si se sigue o si no se sigue, sino en todo caso cómo le vamos a encontrar la vuelta y estará nuestra capacidad o incapacidad encontrar ideas o alianzas, para poder seguir dando respuestas y construyendo espacios para que los productores de alimentos de argentina sigan tejiendo alianzas. 

Teniendo en cuenta el retiro del Estado Nacional hacia las políticas vinculadas al sector, ¿por dónde imaginan esas alianzas?

-En esta etapa, estamos pensando en diferentes opciones. Nos venimos reuniendo con sindicatos, con organizaciones vinculadas a lo ambiental, con estructuras más empresariales en relación con la responsabilidad social, también con influencers del mundo del alimento.

Hicimos una colaboración con Paulina Cocina, ofreciendo alimentos, por ejemplo, y tratamos de participar en el esquema de regalos empresariales, tanto públicos como privados. Tenemos que hacer un desarrollo cultural más profundo, aprovechando la cantidad de colores que tiene nuestra Red; la cantidad de participantes de diferentes lugares, regiones, culturas, prácticas, costumbres, productos. Hay una enorme diversidad cultural y tenemos que aprender a comunicar mejor toda esa diversidad que pinta la red.

Y a vos, ¿qué te dejo todo este tiempo?

-Aprendí muchísimo en estos años. Tuve que aprender de administración, de relacionarme con las personas, con las organizaciones, con el Estado, aprender a gestionar, aprender sobre finanzas, sobre impuestos, sobre la Argentina. Conocer los lugares más recónditos de nuestro país, compartir un mate, una comida, la vida, un sueño con compañeros y compañeras de todo el país, que de otra manera no los hubiera conocido nunca.

Así que a mí me deja estos años una experiencia imborrable para toda mi vida y seguramente estos primeros 10 años tengan mucha más influencia en mi formación como ser humano, que los próximos años que me tocan de vida porque es muy difícil el proceso que hicimos en ese tiempo y creo que me va a marcar para toda la vida.

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